El lino viene tejiéndose desde hace diez mil años. Es originario de la región de los ríos Nilo, Tigris y Éufrates (Egipto y la antigua Mesopotamia).
Es la primera fibra vegetal que tuvo aceptación en la industria textil. Su cultivo requiere un clima húmedo pero moderado y un terreno arcilloso. El lino no se siega cortándolo sino arrancándolo, cuando el tallo aún está verde y ligeramente teñido de amarillo.
Para su secado, se junta en grandes manojos formando conos, distribuidos en el campo de cultivo. Actualmente el desgrane se realiza con máquinas trilladoras que separan la semilla (la linaza). El tallo leñoso se deja a la intemperie para que se vayan aflojando las fibras. Una máquina peinadora se encarga de seleccionar según el largo del tallo para ser hiladas. La máquina hiladora y la mechera estiran las fibras y las tuercen según la finalidad del tejido (cuerdas con hilos más toscos, crochets con hilos dobles, tela o bordados para moda u hogar con hilo fino …).
Antes de tejer se testea la resistencia y elasticidad de los hilos. Luego se pasa al proceso en húmedo dependiendo de la finalidad del tejido: lavado, suavizado, descrudado, teñido, calandrado o tundido. Por último, si se requiere, se le aplican acabados especiales tales como repelentes antimanchas, impermeables, tratamientos antibacterianos…
El lino pertenece al ligamento clásico de tafetán, que es el más básico de los tres tipos de ligamentos para un tejido de calado (los otros dos son: sarga y raso). En el ligamento tafetán la trama del tejido es del mismo grosor alineado, de modo que forma un patrón simple de punto de cruz. Cada pasada de la trama cruza los hilos de la urdimbre yendo por encima del primero y por debajo del segundo, y así sucesivamente.
El lino es un material respetuoso con el medio ambiente. La planta de lino no requiere riego, no precisa pesticidas y su producción exige poca energía. Se tiñe con facilidad, lo que significa que no lleva casi productos químicos.
La caída de lino y su luminosidad lo hacen perfecto para unas cortinas. El lino te hará feliz si adoras su frescura, estética, ligereza y durabilidad.